Época de inflación, incremento de costes y, por lo tanto, precios en pleno auge. Estamos en otro de los picos de una montaña rusa que ya hace años que nos persigue. Las causas son bien diversas por su naturaleza y conocidas, ya sea por una crisis económica impensable, por una pandemia, o por una guerra, pero la perplejidad del momento no acaba de desaparecer en el mundo económico.
Volvemos a leer en las páginas principales de la prensa que se repiten los incrementos de precios de venta y de alquiler de las viviendas. En el mercado inmobiliario catalán se cruzan dos circunstancias de difícil solución. Por un lado, una falta de oferta tanto en el alquiler como en la compra y por el otro un incremento de costes de construcción en el primer trimestre de este año. Esto sin olvidar que ya venimos de un 2021 con incrementos importantes de materias primas.
La media del incremento de costes de la materia prima estaría en una media de un 20% en este año, y aunque se rumorea que va a producirse una cierta reducción de costes, es evidente que no recuperará la posición que tenía en años anteriores.
Por lo tanto, es inevitable que los precios de venta a partir de este segundo trimestre del año sigan incrementándose. Pero existe una diferencia sustancial con otros periodos de ciclos anteriores, y es que el incremento de los precios no se equipara con mayores márgenes de la promoción.
Por lo tanto, este inevitable incremento de los precios nos lleva a una reducción del volumen de demanda. Y esta se reduce porque los salarios no han incrementado.