03 Feb La vivienda y el alquiler
Las cifras nos ayudan a poder contextualizar algunas realidades. Este es el caso del más de millón y medio de viviendas que necesita España para cubrir las necesidades del mercado del alquiler. Esta cifra es la que ha presentado Atlas empresa especializada en big data del sector inmobiliario. Para ser más exactos la consultora en su informe indica que el déficit actual de viviendas en alquiler es de 1.841.440 unidades.
Si contrastamos estas cifras con la producción anunciada por algunas de las grandes empresas del sector de 12.000 viviendas destinadas al alquiler, el desequilibrio entre oferta y demanda es insalvable. En esta línea están las empresas como pueden ser el Grupo Lar, Nuveen o Neinor con su reciente fusión con Quabit. Las carteras de estas compañías están formadas por 5.000 viviendas en el caso de las dos primeras y 2.050 en la última. Estas viviendas están programadas para ser ejecutadas en próximos siete años. También es cierto que hay otros proyectos programados para incrementan la oferta en los próximos años para destinarlo al mercado del alquiler.
Considerando el balance de esta previsión de oferta y demanda, el diferencial es abrumador. Por lo que nos sitúa en un escenario de elevada precariedad en al sector de la vivienda de alquiler. Además, un segundo aspecto que incrementa este desequilibrio es la concentración geográfica de estas carteras. Capitales como Madrid, Valencia o Barcelona aglutinan la mayoría de los proyectos.
Es evidente que la pandemia no es la causante de esta situación del impacto del alquiler, pero sí que ha puesto de manifiesto la precariedad del mercado. La pérdida de poder adquisitivo llegando a los límites de la pobreza, la falta de oferta de distintos usos de vivienda ya sea alquiler o venta, etc… han puesto en primera línea la dificultad para acceder a la vivienda.
Solución a corto plazo no existe, ya que la vivienda necesita procesos muy largos de producción. Pero sí es cierto que es el momento de marcar líneas claras de trabajo si queremos tener un mercado más estable. Para ello es imprescindible la colaboración público privado. Necesitamos diseñar políticas claras del alquiler que sean asumidas conjuntamente por las dos partes. Además, estos esfuerzos deben traducirse en proyectos viables para las partes, con criterios económicos y también sociales.
Las cifras seguirán aportando visibilidad a una realidad cada vez más compleja e incierta. Por otro lado, la vivienda es un derecho fundamental recogido en la constitución. Y, además, el alquiler es una de las vías más accesibles para responder a este derecho. Como conclusión: debemos aprovechar las circunstancias actuales para ordenar el mercado del alquiler y dar respuesta a la necesidad evidente que las cifras no están anunciando.