Disrupción en el sector inmobiliario

Según un estudio realizado por la Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona (Apartur) sobre el impacto de la crisis sanitaria del coronavirus, unos 3.900 apartamentos turísticos, de los 9.600 que hay censados en la ciudad Barcelona, han apostado por el cambio al alquiler tradicional. Estas cifras ya eran noticia en el mes de mayo.

El sector inmobiliario es vulnerable a la situación de la pandemia, igual que otros muchos sectores. Hemos tenido que adaptarnos rápidamente al cambio de paradigma. Esta velocidad ya es para nuestro sector un elemento disruptivo. El sector de la vivienda estaba poco acostumbrado a cambios, y los que se producían eran lentos y progresivos.

Si pensamos en clave de demanda, las necesidades de esta han cambiado con el impacto de la pandemia. Por ejemplo, las terrazas eran consideradas un elemento de valor añadido. Actualmente se ha convertido en un valor necesario. Esto es consecuencia de la demanda que activa actual para la compra de vivienda, es de reposición. Esto significa que realiza la compra vendiendo de la que dispone actualmente. Su objetivo es la mejora de las prestaciones. Por este motivo es una demanda más exigente, en cuanto a producto, pero sobre todo respecto a la necesidad de espacios exteriores.

Si pensamos en clave de normativa, las constantes incorporaciones de normativas en pos de una mejora de la eficiencia energética de los edificios, también se han sumado los decretos ley aprobados con respecto a los alquileres. Además, los nuevos decretos, está siendo una pugna política por liderar determinados aspectos con respecto a la vivienda. El problema es que a veces la judicialización de estos decretos deja el marco jurídico de la vivienda, con una elevada incertidumbre legal.

Un aspecto más de los cambios disruptivos comentados es la falta de suelo. En Cataluña con un mercado de promociones de volumen mediano y pequeños, la falta de suelo afecta al volumen directo de producción de vivienda. Esta falta de suelo tiene dos consecuencias, la primera es la falta de grandes transformaciones urbanísticas y por tanto falta de generación de nuevos núcleos potenciales de reestructuración socioeconómica del territorio. Y la segunda consecuencia es que en los próximos meses empezaremos a detectar falta de oferta en determinados municipios.

Estos son algunos de los aspectos que nos están sorprendiendo en esta época de pandemia. Seguramente ya se insinuaban en tiempos de pre-COVID, pero en estos meses se ha acelerado todo el proceso. El efecto directo es que el modelo de negocio del sector inmobiliario residencial ha cambiado, con criterios de eficiencia no solo en aspectos técnicos, sino también económicos y de viabilidad de los proyectos. Todo cambio implica adaptación, flexibilidad, y acción. Seguiremos luchando para poder seguir ofreciendo producto y servicio para la demanda que sigue necesitando una vivienda.